Cae la gota de agua incesante,
llena de presencia húmeda,
junto varias y lavo mi cara.
Voy a la cocina hago café
y lo bebo lentamente,
mirando la ventana.
Hay un árbol desnudo y frio
lleno de brotes futuros,
él que estaba hace poco tan vasto
de hojas.
De tanto verle no me di cuenta
cuando se despojó de su vestido
de tonos ocres y amarillos.
Ya no vienen los pájaros,
estarán por ahí esperando al abrigo
de otros soles y continentes que
le dan calor y comida.
Es la rutina de los domingos, escribir, leer,
ver algo de noticias despues del desayuno,
y del paisaje asomado a la ventana de la cocina.
Como duermo mucho éste día, ya es mediodía,
luego pienso en lo que comeré en la tarde
o sí daré un paseo, o veré los correos.
No sé pero a pesar de todo espero encontrarte,
por que aún no olvido las rutinas nuestras
los domingos
y que me daba pena que llegara la tarde pues
se aproximaba tu partida,esa casi para siempre,
es ya noche y aún domingo.
ns
poesía relizada en cinco minutos en competencia realizada en el taller de Giusseppe.
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